UMAP, infierno castrista

La tiranía castro comunista en sus más de 52 años de existencia ha escrito terribles páginas en la historia de Cuba, la naturaleza violenta y sanguinaria de la “revolución” es desde sus inicios en 1953, las acciones “dirigidas” por la mente de Fidel Castro no dejan espacio para mas calificativo que las de un demonio disfrazado de hombre.

Este enfermo metal, diabólico asesino y terrorista, carga en sus espaldas decenas de eventos criminales constitutivos de crímenes de lesa humanidad, entre estos están cuándo en 1961 dirigió una ofensiva contra sus opositores, que realizaban el procedimiento que el origino antes de 1959: establecer guerrillas armadas en las cordilleras montañosas de la isla.

La más fuerte oposición se estableció en los llanos de la provincia de Matanzas y la Sierra del Escambray”, actuando con salvajismo contra la población civil de la zona, en sus intentos de evitar la ayuda a los opositores, en 1962 ejecuto la reconcentración y traslado de toda la población civil del Escambray, los hombres enviados a campos de concentración en la zona mas occidental de la provincia de Pinar del Río, las mujeres con sus hijos a pueblos fantasmas incomunicadas. En el clásico lenguaje que utiliza el regimen para desacreditar a los opositores, les llamaba “Bandidos”, calificativo que se repitió constantemente para adoctrinamiento de la población, maquiavélica forma de pretender se identificaran a los opositores, verdaderos patriotas que luchaban por el restablecimiento de la democracia y las libertades civiles en el país.

Otro evento criminal perpetrado contra civiles se realizo a finales de 1965, en el mes de noviembre, miles de jóvenes y no tan jóvenes, fueron trasladados por la fuerza a campos de concentración y trabajo forzados, la UMAP. El sadismo de estos encierros recuerda los perpetrados por Hitler en los 30 contra los judíos.

En 1965 el régimen acumulaba fracasos que se unían a la creciente oposición de la población cubana al comunismo que pretendian imponer, la promulgación de la ley de Servicio Militar Obligatorio establecía el llamado a filas de todos los hombres comprendidos entre las edades de 18 y 27 años, con esta ley se creo un sensible problema a resolver relacionado con los posibles reclutas que rechazaban el comunismo. Se presentaba la cuestión de si  se entrenaban militarmente o no a personas en edad de reclutamiento que se oponían y rechazaban el régimen. Entre los posibles alistados estaban miles que esperaban sus salidas del país, los que habían sido “depurados” de los centros de estudios y trabajo por sus ideas contrarias y miles con fuertes ideas religiosas, que no aceptan el comunismo.

Todos, eran pacíficos opositores y nada mas, no existían causales ni era posible “fabricarles” causas contrarrevolucionarias para enviarles a prisión, que hacer?, el propio Fidel Castro se encargo de dar solución al problema, ideo una estrategia para “sacarlos” de las calles sin necesidad de entrenarlos militarmente, consistía en tomarlos presos y meterlos en campos de concentración, la forma para encubrir el hecho, utilizar el Servicio Militar Obligatorio como encubrimiento y llevarlos a la región mas inhóspita del país: los pantanos al norte de la provincia de Camaguey, en lo que denomino Unidades Militares de Ayuda a la Producción, por sus siglas iniciales UMAP.

Quienes estuvieron en los campos de concentración, en sus dos bien diferenciadas etapas, son portadores de relatos que por las monstruosidades que describen llegan a ser consideradas fantasías, todas sobrepasan los limites de lo posible. Quienes estuvieron en los campos coinciden en una común evaluación que describe lo que allí sucedió: “La UMAP donde nunca existió un gesto que fuera humano”.

El periodo comprendido entre noviembre de 1965 y febrero de 1966, 90 días de un infierno desatado por Castro y su pandilla, se caracterizo por la violencia y formas de torturas que se utilizaron, son indescriptibles e inimaginables por el sadismo perpetrado, las vejaciones, torturas físicas y sicológicas, son de un nivel que supera lo imaginable. Lugares sin población que fuesen testigos de los abusos, fueron el “marco” ideal para que con total impunidad los verdugos cumplieran el calculado plan elaborado por Fidel Castro, para quebrantar la resistencia de a quienes consideraban potencialmente sus mas fuertes opositores en el momento.

Por diferentes vías los prisioneros hicieron llegar a sus familiares lo que ocurría y estos lo divulgaron por los escasos medios que disponían,  diferentes instituciones religiosas alertadas tomaron la acción de solicitar a similares en le exterior ayuda para los prisioneros, la resonancia en el exterior aunque escasas produjo un relativo alivio.

Para describir lo que allí sucedió preferimos tomar lo que escriben quienes en aquellos momentos formaban parte de los aparatos de represión e integraban las altas capas del régimen tiránico.

El cronista oficial del régimen lo fue Norberto Fuentes, miembro de la seguridad del Estado, participanten en acciones militares contra los alzados del Escambray, los llamados bandidos, oficial del ejercito mercenario cubano que combatió en Angola, intimo de los Castro, estrechamente ligado a Tony de la Guardia  y al general Arnaldo Ochoa, residente del llamado edificio de los generales en la Habana, en el apartamento ubicado frente al del general Ramón Pardo Guerra, que en 1965 y junto a su hermano Israel formaron parte de la jefatura que estableció y dirigió los campos de concentración de la UMAP.

El “escritor del régimen” rompe con su pasado a raíz de los encauzamientos y posterior fusilamientos de sus amigos y compinches De la Guardia y Ochoa, hechos a los cuales le involucran y decide huir, nadie mejor para describir los hechos que conoció de primera mano, desde fuera de las cercas de los campos de concentración junto a los verdugos y ejecutores del plan.

Tomamos de su libro “Dulces Guerreros Cubanos” publicado por la editorial Seix Barral, lo que escribe en las páginas 301 y 302: 

«Fíjense, campos de concentración no es aquí una figura metafórica para denostar al castrismo; campo de concentración es un terreno cercado con alambradas electrificadas y con torretas de vigilancia y reflectores y perros y en el que se hacinan en sus barracas centenares de famélicos esclavos» (p. 301).

El autor, Fuentes, duda que alguna vez se sepa la suma exacta de los asesinados en estos campos de concentración, «nuestro querido GULAG criollo» (p. 302), y trae a colación «los pocos datos disponibles»: «72 muertos por torturas y maltratos (continúa sin saberse la cantidad de ejecuciones), 180 suicidios y 507 hospitalizados para recibir tratamiento siquiátrico» (p. 302).

El propio Norberto Fuentes describe que lo más trágico aún es el recuento del trato inhumano, torturas, juicios arbitrarios y ejecuciones, a que fueron sometidos entre 30 mil y 40 mil jóvenes cubanos: desafectos católicos y protestantes, estudiantes «depurados», «cuentapropistas» urbanos, campesinos inconformes con la colectivización agraria, etc.

Estos fueron reunidos contra su voluntad en los campos de concentración de la provincia oriental de Camaguey y denominados con el neologismo orwelliano UMAP, Unidades Militares de Ayuda a la Producción.

Entre los prisioneros se encontraban homosexuales no afectos que igualmente sufrieron los mismos tratos, el régimen pretendía dar la imagen de que todos eran “elementos”, definición castrista, personas sin moral, pervertidos y delincuentes, muy lejos de la realidad de los que allí estuvieron, todos tenían una común características: personas que rechazaban al régimen.

Destacamos que en los campos de prisioneros estuvieron, en diferentes etapas del periodo de tres años en que los campos estuvieron abiertos, personajes que esconden la cabeza para no reconocer lo que allí sucedió, por miedos u otras miserables motivaciones, entre otros están Pablo Milanes y el hoy Cardenal de la Iglesia Católica Jaime Ortega y Alamino.

La UMAP existió en una época en que no existían grupos y activistas de los Derechos Humanos, coincidio con el embeleso y el romanticismo enajenado de la prensa por el régimen sanguinario. La presión de los familiares, unicos defensores, encontró resonancia en sectores religiosos e intelectuales que determinaron que el régimen los desmantelara a finales de 1968.

3 respuestas a UMAP, infierno castrista

  1. Orlando De La Torre dijo:

    Ni matandolos 1000 veces, ni muriendose 200 mil veces estos esbirros pagan todos los crimenes que han hecho a traves de todo este largo tiempo a los cubanos.
    Que rabia se siente al leer todos estos testimonios.

  2. Adolfo dijo:

    Pienso que es tiempo de la unidad monolitica cubana y exigir a Washington lo que necesitamos para exterminar a los Castro. por ejemplo acabar con la Zona Cero en Cuba, etc.
    Mire yo estuve desde el comienzo pienso hasta el final en las Umap.

  3. PEDRO dijo:

    HORRENDO SOLO EL QUE VIVIO ESTO LO SABE Y PUEDE HABLAR CON CONOCIMIENTO DE CAUSA, ES POCO LO QUE SE NARRE. Y EL MUNDO AJENO DANDO LA ESPALDA A TODO ELLO. UNA VERGUENZA QUE UN SEÑOR COMO CASTRO SE LE PERMITA SEMEJANTE ACTO CRIMINAL……..

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